lunes, 19 de octubre de 2015

LA HIPOCRESÍA DE LA INMIGRACIÓN MUSULMANA. EL MUNDO SE QUEDA SIN RESPUESTAS

Hace 25 años en una reunión de facultad, vaticiné que la tercera guerra mundial sería una ¨Guerra Santa¨, y conforme pasan los días, me reafirmo más en mi creencia de aquel tiempo.
Pero he aquí la gran paradoja sobre mis argumentos que hasta el momento la ha frenado: Las dos grandes potencias comunistas y ateas son las que tienen la llave del equilibrio entre la fe en Dios o en Ala.
Hasta ahora, el mundo musulman y el Cristiano habían convivido alejados y en relativa paz bajo la supervisión de los Estado Unidos y sus intereses en Oriente Medio.
 Egipto, Turquia, Pakistan, Tunez, Marruecos, etc. han mantenido una férrea estructura feudal que limitaba el fanatismo radical de los Yihadistas, pero varios errores consecutivos en Afganistan, Iran, Libia, Siria, Arabia etc. han roto ese frágil equilibrio.
¿Y donde está Europa?
De repente, arabes de las zonas de conflicto se acercan en hordas descontroladas a Europa Central en busca de refugio y alimento, y a nuestra Europa, le ha pillado la situación desunida, distraída, vetusta y sin reflejos.
Suiza, paladín de la neutralidad, ha virado a la derecha, Hungría, Polonia, Holanda y todos los países limítrofes con Oriente Medio se radicalizan hacia la xenofobia para proteger a sus ciudadanos, que poco o nada tienen que ver, por cultura, costumbres, valores, etc. con éstos nuevos inmigrantes que buscan una vida alejada de sus guerras y conflictos pero que están limitados por sus religiones para integrarse plenamente en una Europa de raíces y costumbres cristianas.
¿Y sobre quién recae el mayor peso de decidir sobre los que ahora llegan? : Alemania. Un país que nunca se destacó por su afán conciliador de los pueblos y que ahora, paradójicamente, se erige como defensora de los refugiados para expiar su memoria. Pero no nos engañemos, lo que ahora es un acto más político que humanitario, corre el riesgo de convertirse en un polvorín dentro de la propia Europa. No puede existir verdadera integración entre Musulmanes y Cristianos, la historia nos lo ha enseñado durante 2000 años de enfrentamientos ininterrumpidos.
No entender eso, es condenarnos a repetir esa historia de conflictos entre creencias y culturas que solo se podrá evitar alejando ambas religiones. Los Reyes Católicos ya lo entendieron hace 500 años.

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