martes, 3 de noviembre de 2015

EL REY FELIPE VI A PUNTO DE MORIR DE UN ATAQUE DE ONICOLISIS.

Felipe VI el mejor rey que España ha tenido en toda su historia por preparación, carácter, compromiso con sus ciudadanos, está a punto de morir de un ataque de onicolísis (morderse las uñas) por su imposibilidad de poder actuar en la crisis independentista catalana.
¿Donde está nuestro rey, me pregunto? Pues eso, mordiéndose las uñas. Nunca como hasta ahora se ha demostrado la inutilidad de tener un jefe del estado que no pueda defender con su figura la unidad nacional de la que es el principal valedor.
Su padre, el Rey Juan Carlos I, lo hizo en el golpe del 23F, y fue la referencia que todos los españoles tuvimos como imagen de unidad democrática frente a los golpistas.¡Y vencimos!
Una vez más, éste gobierno raquítico no comprende nada y resta importancia a la figura del monarca en crisis de estado, relegándolo a cuestiones menores en el extranjero, cuando es aquí donde más se le necesita.
Rajoy (ese condeduque mediocre) se ha creido Rey Cruzado en la misión salvadora de la patria, y lo que hace es añadir gasolina al incendio independentista cada vez que habla.
Yo pido desde ésta muda tribuna que mi Rey encabece la acción para sofocar la revuelta, porque solo él está por encima de los partidos y los frentes, solo él representa la idea de la España unida que nos ha traído hasta nuestros días en paz, y solo él tiene el respeto suficiente para sentar a todas las partes y reconducir ésta locura secesionista.
El lo sabe, y la reina lo sabe, y deben estar sufriendo de lo lindo al ver cómo lo que sus antepasados construyeron, lo están destruyendo sus mediocres súbditos sin poder levantar la voz siquiera.
Para tener un Rey de paja que en situaciones como éstas, de máxima tensión entre los pueblos de España, no pueda hacer nada, es mejor no tenerlo y no hacerle pasar ésta vergüenza profunda.
Rajoy no le llega a nuestro Rey ni a la suela del zapato, y ahí lo tenemos llevándonos a la destrucción del país.
¡Don Felipe! No se quede pasmado en un ejercicio inútil de respeto a su papel de representación institucional. Ahora necesitamos al Rey de verdad, al de la espada y el caballo (figurados), al del Toisón de oro y los galones de capitán general de los ejércitos de España. Ante una revuelta semejante, solo usted tiene el poder de unificar bajo la ley a todos los españoles, y yo le pido que desobedezca al gobierno que lo amordaza y alce la voz, porque si no lo hace, deshonrará la memoria de su linaje y perderá el respeto que muchos le profesamos como heredero de la corona del que fue mayor reino del mundo no hace tanto.

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